lunes, 2 de mayo de 2011

DIEGO VASALLO (CANCIONES EN RUINAS)

Un disco que aspira a engrosar lo mejor de su discografía.

1.La tarde. El disco se abre con un velo negro. A la espalda dejamos la luz. Y, de frente nos esperan las 'Canciones en ruinas'. Un largo invierno. La tarde es la introducción perfecta para este viaje. Los arpegios, los matices, la producción mínima. La poesía: "La tarde parecía una señal / de luz derramada sobre al mar". Al escucharlo sabemos que nos espera otra vez el mejor Diego Vasallo. Los sospechábamos después de ver la portada, pintada por el propio artista.

2. Así. Música para calmar almas inquietas, para saborear tristezas. Así es una de las canciones más convencionales del disco. De alguna forma cumple un patrón musical que no siempre está presente en la música de Diego Vasallo.

3. Canto al amor. Aquí vemos con claridad cómo es la belleza que el artista nos propone: suave, mínima, precisa. Un Canto al amor que es un clamor silencioso. Una nueva demostración de que nadie sabe coleccionar imágenes como Diego Vasallo.

4. Donde palpitan las cosas. A los que disfrutaban con lo que ocurría en la música del ex Duncan Dhu hace dos o tres discos les emocionará encontrarse con esta canción. Uno de los mejores momentos del nuevo disco. En el recuerdo, de inmediato, aparece el Collar de lunas, aunque no haya razón objetiva que lo demuestre. Tal vez la letra, tal vez la primera persona, tal vez la genialidad, que asoma a cada verso: "He donado / una fortuna / de olvidos y medias verdades / a un museo / donde exhiben / soledades". Y el final, para los incrédulos, con un guiño a lo que fue: "Pero hoy he vuelto a ver / tigres en tu pelo / y un palacio en tu mirada / de hielo / de hielo". Sin duda, la mejor canción de estas Canciones en ruinas.

5. A ras de noche. Diego Vasallo es pintor. Traza sus versos a pequeños golpes de pincel. Aquí nos dibuja la noche como nadie sabe hacerlo. Estremece.

6. Gardel. Construida sobre una rica base musical que transita en segundo plano, el tango y Gardel asoman en esta extensa canción en la densa voz de Diego. Gardel saldrá en mil canciones y habrá recibido muchos homenajes, pero ninguno como éste: "voz de sombra / luz del mar".

7. Ingravidez. No es costumbre que Diego Vasallo juegue con las mismas palabras en sus letras, o con las mismas rimas. Resulta atractiva, por novedosa, la combinación de elementos menos habituales en las canciones del artista. Aunque el genio siempre aparece para marcar la diferencia: "Te quiero de esta forma / tan rara de querer / Te quiero por tus ojos / que siempre me obligan a volver".

8. Ver para no creer. Larga y preciosa letra en la recta final del disco, llena de esas imágenes precisas que con tanto acierto maneja el artista. Como canción está en la mejor tradición del músico, aunque con la sutil sorpresa de la repetición de un verso, cada dos. Así empieza: "En la noche aún queda algún destello rojo / en la noche aún queda algún destello rojo / y una orquesta de corazones rotos". Y así termina: "Este ver para no creer / este mecanismo / incontrolado del querer / este da lo mismo / este absurdo acontecer". Hay mil formas de contar lo mismo. Hay una forma de contarlo que hace que parezca distinto. El talento no se descubre en las grandes gestas, sino en las pequeñas sutilezas que destacan en canciones como éstas.

9. Vuelve un poco de lo que perdí. Como novedad, una versión de Please please please let me get what I want de los Smiths cierra este álbum. En realidad, poca gente notará que se trata de una versión. El artista la lleva tanto, tanto, a su terreno, que lo único que llama la atención en el resultado es la brevedad de la canción, frente a la extensión del resto de los cortes del disco. Y en la letra, oro, de nuevo.

Conclusión. Diego Vasallo vuelve a estar en su mejor momento. Ha firmado un disco precioso que aspira a engrosar lo mejor de su discografía. Sucede exactamente lo mismo que en el 2000, cuando al escuchar 'Canciones de amor desafinado' algunos tuvimos que matizar algo sobre la melancolía: "¿Tristeza, la mejor palabra que define el disco? No, belleza". Diego Vasallo vuelve además a las letras extensas, a la música sutil, a la niebla y a la noche. Analizando ahora los últimos diez años de su carrera, todo cobra sentido. En el 2000 con 'Canciones de amor desafinado' cantó a la noche y al amor con versos inolvidables. En 2005, con 'Las huellas borradas', dibujó la niebla y cantó a la angustia, presentando una voz más áspera y menos apacible que en sus trabajos anteriores. En 2006 fue el tiempo de los recopilatorios, de volver a visitar viejas canciones, y de presentar el disco con poemas de Roger Wolfe. Y ahora vuelve a empezar ciclo, con otro disco de punto y aparte. Vuelve a cantar a la noche y al amor, con brillos nuevos, con arte viejo. Como siempre ha ocurrido con la discografía de Diego Vasallo, no es éste un disco para disfrutar a la primera, ni mucho menos. Pero aprender a degustarlo es, en cambio, una conquista que merece la pena. La quietud, el amor, la tristeza, la poesía, la magia de Suso Saiz –injustamente a veces olvidamos lo importante que resulta su labor en el tándem con el ex Duncan Dhu- y todos esos sueños que de madrugada se ponen en pie y danzan por nuestra casa como fantasmas enseñan ahora su mejor cara en 'Canciones en ruinas'. Otro imprescindible en la discoteca de los discos de largo plazo.

A la venta desde Noviembre del 2010, te recordamos porque es algo que te puede gustar.

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